El granuloma anular (GA), es una enfermedad dermatológica poco común de causa desconocida, que en la mayoría de los pacientes tiende a la auto-involución alrededor de aproximadamente dos años después de su inicio. La incidencia del granuloma anular no está descrita con claridad, pero se calcula que el 0.034% de las consultas dermatológicas corresponden a esta patología cutánea. Por otra parte, la relación Mujer: Hombre es de 2:1.4, no habiendo predominio de raza. La mayoría de los casos el diagnóstico clínico no se complementa con el estudio histopatológico el cual debería realizarse lo que no permite calcular la verdadera afectación de esta dermatosis.
Se ha observado su predominio en el primer decenio de la vida en la forma subcutánea y en la tercera década de vida en las formas generalizada y localizada. Su patogénesis es desconocida. Se han postulado algunas teorías que resultan con la alteración del tejido conectivo, rodeado de un infiltrado inflamatorio granulomatoso el cual no es bien entendido; sin embargo, algunos de los eventos que pueden predisponer a esta patología son los siguientes:
1. Un proceso degenerativo del tejido conectivo como inicio de la inflamación granulomatosa.
2. Reacción inmunitaria mediada por linfocitos, que resulta en la activación de macrófagos, con degradación de tejido conectivo mediado por citoquinas.
3.Vasculitis leve o una microangiopatía que llevan a lesión tisular.
La manifestación clínica se presenta clásicamente como grupos de pápulas (lesiones sobreelevadas) del color de la piel, a veces eritematosas o violáceas, con configuración anular o arciforme sin cambios epidérmicos. Se localizan frecuentemente en el dorso de las manos y los pies. Sin embargo, se ha intentado clasificar de varias maneras, pero en general se consideran las siguientes formas:
a. Localizado
b. Generalizado
c. Perforante
a. Subcutáneo
Hay otras variantes clínicas de GA que no se ajustan a las mencionadas, entre las que se encuentran el papular-umbilicado, papular-diseminado, nódulos pseudorreumatoideos, nódulos reumatoideos benignos y el subcutáneo en palizada. En cuanto a su topografía, se clasifica en Localizado (se refiere a la afección de un segmento cutáneo) Generalizado (se refiere a la extensión de dos o más segmentos).
Como se menciono anteriormente el diagnóstico es mediante la presentación clínica y su confirmación debería ser mediante la biopsia cutánea y el estudio histopatológico. Por otra parte se ha observado algunas asociaciones con otras patológicas desencadenantes y/o concomitantes, entre las que se ha observado: enfermedad tiroidea, obesidad , dislipidemia, infección por VIH , hepatitis B, hepatitis C, diferentes tipos de cáncer como por ejemplo linfomas, aplicación de vacunas como por ejemplo la BCG, picaduras de insectos, infección por herpes zoster y tuberculosis. En cuanto a la diabetes mellitus se ha relacionado también con GA.
El tratamiento requiere de la valoración dermatológica y la posible confirmación mediante la biopsia cutánea y el estudio anatomopatológico, además de descartar asociaciones a enfermedades desencadenantes y/o concomitantes. También es importante aclarar que a pesar de la resolución espontanea como se menciono, o la adecuada respuesta a los tratamientos el curso de esta patología puede ser crónico y recidivante.
Dr. Cristian Rocha
Médico Dermatólogo
RyZ Dermatech